Entre las actividades destacadas está la celebración de reinas indígenas, a la que asistió la Viceministra de Cultura, Clariza Castellanos. Esta dinámica es organizada por Martina Pérez Velásquez, reina de Joyabaj, quien además fue primera finalista del certamen Rabin Ajaw. Pérez Velásquez presidió un desfile en el que participó la Funcionaria y que fue acompañado por pobladores, grupos de danza y turistas.
La actividad concluyó con la entrega del reinado de la reina indígena, para dar paso a actividades feriales, como danzas ancestrales y representaciones artísticas de los habitantes.
Historia ancestral del Palo Volador
La referencia del Palo Volador está plasmada en el Popol Vuh y narra cómo el semidios Zipacná clavó un tronco grande para ayudar a 400 muchachos a construir su casa. Sin embargo, la arrogancia del personaje no fue del agrado de los pobladores, por lo que éstos decidieron dejar caer el tronco en el agujero cuando Zipacná aún estuviera dentro de él.
Al darse cuenta de las intenciones de los muchachos, cavó un agujero por el cual escapar y en la noche demolió el palo y dejó caer la casa sobre ellos. Por esta acción, los dioses elevaron a los 400 muchachos al firmamento en forma de estrellas, que hoy son conocidas como las pléyades.
Ceremonias prehispánicas
El Palo Volador consta de un tronco de más de 30 metros de altura que se coloca frente a la iglesia de Joyabaj. En la parte más alta se coloca una horqueta y una estructura con dos lazos enrollados alrededor del tronco que actúan como tensores. Por el peso de los voladores el lazo se desenrolla hasta llevar a los bailarines al suelo.
La ceremonia da comienzo a las 4 de la mañana con bailes ancestrales, con el acompañamiento de pequeñas orquestas integradas por una marimba e instrumentos de viento. Alrededor de las 7 horas, los representantes de la danza del Palo Volador suben por las escaleras y comienzan a descender. Esta dinámica se repite hasta el mediodía del 9 de agosto y continúan al día siguiente, hasta el 15 de este mes que termina la Feria. Cada árbol permanece en el sitio durante dos años.
Al inicio de la ceremonia participan personajes ataviados con trajes de Moros y Cristianos. Posteriormente participan los monos, que simbolizan a los gemelos Humbatz y Hunchouen que aparecen en el Popol Vuh, y quienes fueron convertidos en estos animales por Hunahpu e Ixbalanque.
El hecho de contar con un tronco de tales dimensiones requiere la celebración de ritos espirituales que inician cinco meses antes de la feria. Una vez seleccionado el árbol, los abuelos Mayas hacen ofrendas para pedir perdón a la Madre Naturaleza por cortar el árbol y evitar que se rompa en la caída. Es llevado desde la región donde se corta hasta la plaza, donde se limpia y se siembra.
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