Magda Angélica sigue componiendo. Su trayectoria abarca Jardín interior (1996), Ángeles de barro (2000), Tejedora de sueños (2004) e Ilhuikatzin (2007). Entre sus proyectos se encuentra incursionar en el ámbito europeo, componer para una película y realizar un proyecto totalmente a capela. Hace unos días presentó K’aslem, su nuevo sello discográfico, del que conversamos.
¿En qué se inspiró para crear este nuevo álbum?
Me inspiré en dos elementos importantes: el primero es la energía femenina dentro de la cosmovisión mesoamericana, la cual tiene un papel preponderante como generadora de vida y como el alma de todo lo que existe. Es sublime, pero a la vez muy poderosa. Es un reconocimiento también a las mujeres mayas chuj, con quienes compartimos un encuentro muy profundo. Ellas nos dieron una importante lección de vida, puesto que vivieron experiencias muy duras durante el conflicto. A pesar de ello, han podido levantarse, sanar su corazón, danzar y defender su alegría. Creo que esto es algo muy importante porque nos sana a todas y todos como sociedad. Otro elemento es el cambio de ciclo, que precisamente llama a retomar el respeto por la vida y la energía femenina, el diálogo y la armonía.
¿En qué momento comienza a interesarse en la cultura mesoamericana y cómo ha sido este proceso?
Crecí con dos mujeres kaqchikeles, quienes formaron mi infancia. Ellas dejaron una huella muy importante en mi vida, por lo que siempre estuve cercana a su forma de entender el mundo. Posteriormente, viajé a México, donde estuve en contacto con personas ligadas a la filosofía náhuatl y eso afianzó esta búsqueda y dio respuestas a esas enseñanzas recibidas en mi infancia.
¿Cómo interpreta el Oxlajuj B’aktun?
Primero es importante aclarar que nunca se ha dicho nada acerca del fin del mundo. Esto es producto de ideas erróneas que vienen de fuera. La cosmovisión habla de un nuevo tiempo, donde es importante evolucionar como seres humanos, recuperar el respeto por la vida, el diálogo y la energía femenina, presente tanto en hombres como en mujeres y que es la fuerza generadora de la vida. Así lo tomo, como una oportunidad para viajar más ligeros y abrirnos a lo que realmente es importante y nos enriquece como seres humanos. Es una oportunidad también para profundizar en la sabiduría mesoamericana, que se abre como un gran regalo y da respuestas a las inquietudes que tenemos como humanidad.
¿Cómo logra la música, en particular la etnofusión, crear plataformas de diálogo entre culturas?
Creo que la música es una herramienta maravillosa porque nos conecta en un punto común como humanos: el alma. Si podemos dialogar desde allí, las barreras y las divisiones se caen para dar paso a una construcción de una mejor sociedad. Desde las formas musicales, hay un diálogo entre culturas puesto que combinamos instrumentos tradicionales con sonidos contemporáneos, música electrónica. Desde la parte más profunda, todas las letras están basadas en elementos de la espiritualidad maya y náhuatl, como fruto de una búsqueda profunda y respetuosa, interpretada desde mi vida y experiencias. Toda esta búsqueda es respaldada por guías espirituales mayas, quienes para mí son un fuerte apoyo y una energía muy importante
Si regresamos a “Jardín interior”, ¿qué evolución ha habido de su primer álbum a “K’aslem”?
Jardín Interior fue un momento inicial de mi carrera, buscaba entrar al ámbito musical y aunque era una propuesta honesta, buscaba seguir ciertas fórmulas de lo que se considera como música comercial. La evolución ha sido encontrar el punto donde puedo generar una propuesta libre de fórmulas y pasar a plasmar una composición e interpretación que surge libremente.
La artista chapina presentó su más reciente álbum: “K’aslem”, que combina instrumentos tradicionales con música electrónica: etnofusión. Los temas de su quinto álbum se centran en la cultura maya y náhuatl, y en el cambio de ciclos, de vida, el renacer y la fuerza femenina. Puede adquirir el álbum “K’aslem” de Magda Angélica en las tiendas DeMuseo. Costo Q.100.00