Fue creado para organizar las ceremoniales y rituales en las sociedades mesoamericanas. De acuerdo con muchos arqueólogos, este sistema calendárico es el más antiguo de Mesoamérica. Los registros más antiguos de su uso corresponden a la cultura zapoteca encontrados en las pirámides de Monte Albán, cerca de lo que hoy es Oaxaca (México) y datan de varios siglos antes de nuestra era común.
Se conoce que otras culturas de esta región, como los aztecas, usaron un calendario similar. El origen del calendario Tzolk’in aún permanece como tema de debate en la comunidad científica. En gran parte esto se debe a que mucho de lo que sabemos se perdió luego de la llegada de los conquistadores y, sobre todo, por la aplastante imposición de la cultura occidental sobre la que existía en Mesoamérica.
De esa suerte, con excepción de los códices precolombinos conocidos, los pocos documentos que preservaron algún conocimiento maya, como los libros del Chilam Balam, muestran grandes influencias occidentales.
Hubo algunos lugares que por su aislamiento geográfico permitieron un continuo uso del Tzolk’in sin interrupciones, y buena parte del altiplano de Guatemala es un ejemplo de esto.
En Cifras
Este calendario está compuesto de 20 meses de 13 días cada uno, que en total suman 260 días. Cada mes se identifica con un nombre. Los nombres de los meses están asociados a animales típicos de Mesoamérica y a objetos de la naturaleza, tales como la tierra, la lluvia y el viento.
El Paso del Sol
Los mayas marcaban las fechas del paso del Sol por el cenit con las posiciones relativas de las estrellas que conforman Orión, las Pléyades y la Cruz del Sur. Al momento del crepúsculo, alrededor del 28-29 de abril, que es el día en que el Sol transita sobre el cenit de Mesoamérica, es posible distinguir las Pléyades por última vez en el horizonte oeste mientras que la Cruz del Sur empieza a salir por el horizonte suroeste.
Por otro lado, hacia el día del segundo paso del Sol por el cenit, alrededor del 15 de agosto, es posible distinguir las Pléyades cerca del cenit antes del alba, mientras que la Cruz del Sur se empieza a dejar de ver al atardecer.
Con el primer paso había que preparar los campos para las cosechas, mientras que el segundo advierte la venida de las lluvias acompañadas de fuertes vientos (temporada de huracanes). 260 días después, el Sol vuelve a cruzar el cenit y se inicia un nuevo ciclo.
Posible origen
Un posible origen para el Tzolk’in, propuesto por V. Malmström, se basa en el hecho de que el Sol pasa dos veces al año justamente por el cenit de la región de Mesoamérica y ambos pasos están separados por un período de 260 días y de 105 días, respectivamente.
Explicaciones sugeridas por A. Aveni relacionan los 260 días con el tiempo aproximado que separa la visibilidad de Venus como astro matutino o vespertino y con el hecho de que 260 es un número compuesto por 13 y 20, dos números especiales para los mayas. B. Tedlock junto con M. Miller y K. Taube relacionan este período con el tiempo de gestación de un ser humano, que es de aproximadamente 260 días.
Otros nombres
Tzolk’in significa “la división de los días”, y la raíz proviene del maya yucateco, ya que es en esta zona donde los europeos conocieron la existencia de este calendario por primera vez. En Guatemala los K’iche’s le llaman Aj llabal Q’ij, que representa “el significado de los días”, mientras que los Kaqchikeles lo designan Chol Q’ij, que significa “la organización del tiempo”.
Fuente: Eduardo Rubio / Siglo 21
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