El Ministerio de Cultura y Deportes hizo entrega del Premio Nacional de Literatura “Miguel Ángel Asturias” 2011 al escritor Francisco Pérez de Antón, en un acto que se celebró el viernes 25 de noviembre en el Salón de Banderas del Palacio Nacional de la Cultura. El letrado se hizo merecedor del premio por su amplia trayectoria artística que compila alrededor de 20 libros de ensayos, novelas y relatos.
El reconocimiento fue conferido por el Vicepresidente de la República, Rafael Espada y el Ministro de Cultura y Deportes, Héctor Escobedo. Al homenajeado se le entregó una medalla de oro con la efigie de Miguel Ángel Asturias, Nobel de Literatura guatemalteco, un pergamino donde consta la naturaleza del premio que entrega el Ministerio de Cultura y Deportes y un premio en efectivo de 50 mil quetzales. Además, Editorial Cultura publicará su libro de ensayos "El poso de la espuma". El encomio estuvo a cargo de José Luis Perdomo Orellana, licenciado en periodismo y comunicación colectiva por la UNAM, quien se ha distinguido por entrevistar a grandes personalidades del mundo de las letras.
Nacionalizado guatemalteco desde 1965, actualmente es miembro de número de la Academia Guatemalteca de la Lengua y miembro de la Academia de Geografía e Historia. Numerosos escritores se han referido a su obra con admiración, entre ellos: Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura; Mario Monteforte Toledo, Carolina Escobar Sarti, José Luis Perdomo Orellana, Luz Méndez de la Vega y el poeta Luis Alfredo Arango.
Pérez de Antón es un escritor que reúne varias cualidades, entre ellas, un profundo conocimiento del idioma español y un humanismo riguroso. Su trabajo se caracteriza por la riqueza en el manejo del lenguaje, en la fuerza de sus imágenes y en la maestría para explicar parte del pasado y el presente guatemalteco. Desde "Cansados de esperar el sol", libro de relatos basados en el Popol Vuh, publicados en 1985, hasta su más reciente novela "El sueño de los justos", aparecida en el 2008, su obra es fundamentalmente una radiografía desde la narrativa de la complejidad dolorosa del país. Su libro de relatos "Un lugar llamado Quivira", obtuvo una mención honorífica en 1984 del Premio Juan Rulfo de Narrativa en París, cuyo jurado estuvo compuesto por Augusto Roa Bastos, Severo Sarduy y Alfredo Bryce Echenique.
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